Los xenoestrógenos: impostores peligrosos

¡A evitar los xenoestrógenos!
En el mundo en que vivimos cada vez son más comunes las estafas de diversas índoles y ¡hasta nuestro cuerpo es susceptible a ellas! Así, existen ciertos compuestos químicos externos, no producidos por nuestro organismo, que son maestros de la imitación y se hacen pasar por ciertas hormonas y logran engañar. Estas son la xenohormonas (el prefijo griego “xeno”, significa “extranjero”).
Se conocen unos 100,000 compuestos químicos que tienen efectos hormonales, tóxicos y carcinogénicos. Están presentes en diversos materiales sintéticos y alguna vez se pensó que eran inertes. Es decir, incapaces de ejercer cualquier efecto. Igualmente, tienen la particularidad de que aumentan su potencia cuando se asocian a otras xenohormonas o a otros compuestos.
Los xenoestrógenos son un tipo de xenohormona. Como su nombre lo indica, imitan a los estrógenos, las hormonas sexuales femeninas. Son débiles pero ocurren en concentraciones de 100 a 1000 veces mayores que el estrógeno natural. Ciertas investigaciones han demostrado que si se juntan dos xenostrógenos débiles los mismos tienen un efecto similar al de un estrógeno potente.
Hoy en día, se conoce el efecto cancerígeno que produce el exceso de estrógenos. Está comprobada su relación con el cáncer de seno o de mama. De esta manera, es importante que conozcamos dónde están presentes estos estrógenos falsos y nocivos para así evitarlos. A continuación, algunos de los xenoestrógenos más conocidos y sus fuentes:
El pesticida DDT
El DDT es un pesticida y el DDE un derivado del mismo cuando se metaboliza. Puede permanecer en la grasa corporal durante décadas imitando el efecto de los estrógenos. En 1950, en un estudio realizado en la Universidad de Siracusa, Nueva York, EE. UU., los zoólogos Lindeman y Burlington observaron el resultado de inyectarle DDT a cuarenta gallos jóvenes en un lapso de 2 a 3 meses. ¿Qué ocurrió? Pues al cabo del tiempo del experimento, los gallos tenían más bien aspecto de gallinas y sus testículos se habían reducido a solamente un 18 % de su tamaño normal. En resumen, los gallos experimentaron una castración química.
Resultados similares, obtuvo el toxicólogo Michael Fry de la Universidad de California, quien inyectó DDT y un subproducto del mismo a huevos de colonias de gaviotas y la consecuencia fue la feminización del aparato reproductor de los machos.
En la actualidad el DDT se reconoce como un xenoestrógeno. Aunque su uso se prohibió, primero en los EE. UU. desde 1977, y luego en los demás países del mundo, el mismo se siguió produciendo y exportándose a países del Tercer Mundo, que a su vez exportaban cultivos a los países donde paradójicamente estaba prohibido su uso.
El DDT sigue presente en los terrenos agrícolas en los que se ha usado pues, aunque sesuspenda su uso, permanece en la tierra durante siglos una vez se ha empleado.
Los plásticos
o Los nonilfenoles. En 1987, en un experimento realizado en Tufts Medical School de Boston, se descubre de manera accidental que los tubos de ensayo plásticos provocaban la proliferación, multiplicación y crecimiento de células malignas de cáncer de seno que formaban parte del experimento. Se descubrió que el fabricante había cambiado el material con el que producía los tubos de ensayo y que había empleado el p-nonilfenol por ser un material más resistente. Se llegó a la conclusión de que el p-nonilfenol actuaba como un estrógeno.
o El PVC. Igualmente ocurre con el policloruro de vinilo (PVC), un material plástico. Este plástico tiene usos diversos, como es el caso de la fabricación de tuberías. También se emplea en la industria de procesamiento de alimentos y en los empaques. Este material contiene nonilfenoles. De hecho, se ha detectado la presencia de estos xenoestrógenos en agua que ha pasado a través de tuberías de este material.
o El bisfenol-A (BPA). En un estudio realizado en 1993 en la Escuela de Medicina de la Universidad de Standford se determinó que el material empleado en las botellas de agua potable, el policarbonato, contenían bisfenol-A (BPA). Estas botellas suelen desprender esta substancia cuando se exponen a altas temperaturas o a agentes de limpieza cáusticos.
En el caso del experimento citado antes, el equipo de Standford que realizó el experimento llegó a la conclusión de que de 2 a 5 partes por billón de bisfenol-A eran suficientes para provocar la proliferación de células de cáncer de seno.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Granda en España, encabezado por los doctores Nicolás Olea y Fátima Olea, detectó la presencia de BPA en el recubrimiento plástico presente en el interior de las latas de alimentos en conserva. Este recubrimiento se emplea para evitar el sabor metálico. Se evaluaron 20 marcas de productos enlatados y en la mitad de los alimentos se encontraron ¡80 partes por millón de BPA!
Contaminación química en los ríos
El Dr. John Sumpter, profesor de Ecotoxicología de la Universidad de Brunel, Reino Unido, fue el primero en descubrir cómo incidían ciertos compuestos presentes en las aguas residuales en el sistema endocrino de los peces hasta provocar cambios fisiológicos. Estudió el extraño fenómeno reportado de la presencia de peces hermafroditas (con ambos sexos) en varios ríos del Reino Unido a mediados de la década de 1990.
Llegó a la conclusión de que dichos cambios se debieron a la presencia de la contaminación química en las aguas de los ríos, que se origina principalmente en las aguas residuales de las plantas de tratamiento, las cuales se vierten al río. Algunos de los compuestos químicos encontrados que imitan el comportamiento de las hormonas fueron los siguientes:
1. Los alkalifenoles, tales como el octilfenol y nonilfenol, los cuales se emplean para la fabricación de ciertos detergentes, comésticos, lubricantes y espermaticidas.
2. El bisfenol-A (mencionado arriba).
3. Los plaguicidas organoclorados (tales como el DDT).
4. Los PCB o bifeniles policlorinados, los cuales se emplearon ampliamente en transformadores eléctricos y a los que se les dio diversos usos industriales desde 1929 hasta 1977, cuando fueron prohibidos, inicialmente en EE. UU., y posteriormente, y al día de hoy, en casi todo el mundo. Esto, debido a los diversos efectos nocivos que producen en la salud (cáncer, infertilidad, problemas de memoria y del sistema nervioso, problemas de la tiroides y problemas con la presión arterial, entre otros). Hoy en día Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lo considera como uno de los doce contaminantes más nocivos fabricados por el ser humano.
5. Hormonas provenientes de píldoras anticonceptivas.
6. Vinclozolina (un fungicída).
7. El tributilo de estaño (TBT), empleado en la pintura de ciertos barcos.
8. Algunos ftalatos, que suelen usarse como plastificantes.
En resumen, la contaminación proveniente de nuestra vida “civilizada” e “industrializada” fue determinada como la causa de la aparición de estos peces intersexuales.
Productos cárnicos
Los productos de origen animal tales como las carnes de res, pollo y cerdo convencionales contienen xenohormonas. Esto se debe a que las hormonas se emplean para acelerar el crecimiento y engorde de los animales y, en consecuencia, aumentar los beneficios monetarios.
En la actualidad, los EE. UU. permiten el empleo de seis hormonas de crecimiento en el ganado para la producción de carnes convencionales. Considera que los residuos hormonales en los alimentos derivados son poco significativos y que no representan un riego para las personas.
Las seis hormonas permitidas son: el estradiol, la progesterona, la testosterona (estas tres presentes en los humanos), el acetato de trenbolone, el zeranol y el acetato de melengestrol (MGA) (no presentes en el cuerpo humano).
No obstante, resulta curiosa la posición totalmente opuesta que mantiene la Unión Europea, la cual no permite la importación de las carnes estadounidenses por considerarlas poco seguras. La misma ha emitido un informe en el que se expone la peligrosidad incluso hasta de cantidades ínfimas de residuos hormonales en las carnes.
Los hallazgos que relacionan estas hormonas con el cáncer así como con el crecimiento y la metástasis de tumores han sido ampliamente documentados. Por lo tanto, tienen una base sólida.
De hecho, el uso de una de las seis hormonas empleadas en los EE. UU. está prohibido en la Unión Europea, ya que se ha determinado que la misma produce cáncer, problemas relacionados con el desarrollo, daños al sistema inmunitario y enfermedades cerebrales, entre otros. Se trata del Zeranol.
Cabe citar el hecho ocurrido en Puerto Rico de 1979 a 1981, cuando unos 3000 niños experimentaron una pubertad precoz en el caso de las niñas y la presencia de senos en los niños, a causa de la presencia de hormona sintética Zeranol en la carne que consumían. Por otro lado, en mujeres adultas que consumían estos alimentos, se evidenció un aumento en la frecuencia de cánceres de útero y ovario, enfermedades fibroquísticas de los senos, ovarios poliquísticos, irregularidades menstruales y problemas de infertilidad.
Productos para la piel y el cabello, herbicidas y anticonceptivos
Otras fuentes de xenoestrógenos incluyen:
1. Productos para la piel y el cabello. Principalmente, por medio de los parabenos, que se emplean como preservantes (metilparabeno, bultilparabeno, etilparabeno y propilparabeno). La absorción por medio de la piel es superior a la oral, puesto que no tiene que pasar por el hígado y se absorbe de manera directa.
2. El herbicida atrazina, el cual provocó ranas hermafroditas con múltiples órganos sexuales en un estudio realizado por la Universidad de Berkley.
3. Bloqueadores solares, ya que contienen ciertos compuestos químicos que se comportan como estrógenos.
4. Las pastillas anticonceptivas.
Como podemos ver, los xenoestrógenos están presentes en infinidad de productos. La lista es extensa. Más adelante seguiremos tratando este tema.
Mientras tanto, es importante que tomemos medidas para evitar entrar en contacto con estas peligrosas substancias, ya sea a través de su ingestión o al entrar en contacto con nuestra piel:
1) Evitemos el uso de plásticos para envasar alimentos o guardarlos en el refrigerador, prefiramos mejor, envases de cristal. Si no tenemos a mano envases de cristal o si no nos es posible adquirirlos, elijamos envases plásticos sin BPA (BPA free).
2) Optemos por consumir productos orgánicos o ecológicos en la medida de lo posible. Aunque son más costosos a corto plazo, no lo son a largo plazo. Tan solo piense en las facturas médicas, pero, sobre todo, en la desdicha de padecer una enfermedad.
3) Evite el uso de productos enlatados en la medida de lo posible. El interior de las latas suele recubrirse con BPA para evitar el sabor metálico.
4) Si tiene la posibilidad, siembre su propio huerto. Es la forma menos costosa de obtener productos orgánicos.
5) Elija productos para el cabello y la piel libres de parabenos y otras substancias nocivas. Cada vez es más amplia la oferta de productos de este tipo. En otra entrega, mencionaremos algunas marcas específicas.
Fuentes:
John Sumpter OBE looks back at his distinguished career (1º de agosto de 2017). Tomado de: https://www.brunel.ac.uk/news-and-events/news/articles/John-Sumpter-OBE-looks-back-at-his-distinguished-career
Tyler, CR, Jobling S, Sumpter, JP Sumpter., Endocrine disruption in wildlife: A critical review of the evidence: Critical Reviews in Toxicology [Crit. Rev. Toxicol.]. Vol. 28, no. 4, pp. 319-361. Julio de 1998.
Diaz, Leticia M. Hormone Replacement Therapy, or Just Eat More Meat: The Technological Hare vs. The Regulatory Tortoise, 27 B.C. Envtl. Aff. L. Rev. 391 (2000), http://lawdigitalcommons.bc.edu/ealr/vol27/iss3/3
Ruiz, Manen (26 de junio de 1995). Científicos españoles hallan contaminación por sustancias hormonales en conservas. El País. Tomado de: http://elpais.com/diario/1995/06/26/sociedad/804117604_850215.html
Smith, Elizabeth. Xenoestrogens Interfere with your Normal Hormones. http://www.endo101.com/xeno.htm